Art and life
El arte y la vida
©Por Abdel Hernandez San Juan
Nunca dos palabras estuvieron más unidas y orientadas a coexistir como arte y vida en las primeras cuatro décadas del siglo XX. De boca en boca hemos visto circular ambas palabras de formas disímiles, en una estrecha relación. Si bien para Hegel la unidad del arte comenzaba a desintegrarse con la imitación subjetiva del romanticismo, ya en el siglo XX muchos la ven como una búsqueda en torno a su propia persistencia cada vez más enrarecida en las nuevas formas que adquiere con la experimentación. Unos han relacionado la intuición de Hegel como el fin de determinados conceptos caducos de arte y el advenimiento de formas más experimentales en su lugar, sin embargo, casi todos, por caminos disímiles, llegaron a enunciados semejantes.
Son muchos los descenios que nos alejan frente a aquellas polémicas. Profundas son las modificaciones estructurales que desde el periodo de la posguerra se han producido en las formas de reproducción cultural de nuestras sociedades complejas, pero el asunto de la relación entre los conceptos de arte y vida sigue resultando determinante. Cada nueva etapa corrobora o discute consideraciones que se han esbozado en el camino, en tanto se hace inminente—vuelto el arte mismo experimental—la gradual y paulatina pérdida de la significación vital de la creación a artística de nuestro alto arte en lo que entendemos como el movimiento de la cultura a un nivel más amplio, las instituciones productoras del sentido y de los valores que se reproducen desde y entre los individuos.
No vamos a referir todo el debate sobre la naturaleza del arte en sus varias ramificaciones, pero ni en los principales libros de Heidegger—ni en el Gadamer de la Estética y la Interpretación, ni siquiera tampoco en el Peter Burguer de la Teoría de la Vanguardia, terminan de responderse todas las preguntas y supuestos que la relación entre estas dos palabras supone para el arte y la experimentación; asuntos que requieren esfuerzos y desarrollos teóricos más amplios que abarquen nuevos tópicos y despejen nuevas variables sobre este relación y sus modos de presentarse experimentales. Si nos situamos pues en una mirada inicialmente modesta, la cual contemple la historicite –remitiendo el concepto historizar aquí no a la historia entendida como un movimiento transcendente--, sino al concepto de historicidades en su relacion a la especificidad y a modos de lenguaje, forma del relato, encontramos en modo sintético que la relacion arte-vida, es decisiva en la primera vanguardia, y lo continua siendo en la actualidad.
En su libro “Arte y Etnología”, Claude Levi Strauss hacia observaciones y preguntas parecidas a las que se hacían los exponentes de la primera vanguardia. Sostenía que el arte estaba atascado sobre la realidad social y que en caso de un ocaso de los conceptos y formas que le conocíamos al arte antes de lo que actualmente entendemos como experimentalismo, se trataría de algo etnológicamente respecto a lo cual no tendríamos porque tener preocupaciones. A consideración de Levis Strauss, el arte es cada vez más representacional y menos significativo, la actividad estética cada vez se vuelca más sobre sí misma, se encierra para sí misma, y el artista no produce ya para una realidad factual sino que, creyendo dirigirse a lo social, trabaja para un círculo cuya existencia se ha estructurado en función de la historia misma del arte, el artista no se define tanto respecto a su realidad, como ante la historia del arte misma.
Quizá hoy, ante la supremacía de teorías en que explicamos en formas más lúdicras lo que entendemos por lo social, estas preocupantes no guarden un interés tan especial, pero lo cierto es que durante mucho tiempo signaron las pautas centrales para nuestra intelectualidad en occidente. La vanguardia fluyó así alrededor de una revocación de la relacion entre el arte y la vida, una suerte de autoconciencia de las dificultades del arte para dirigirse hacia lo social, se trato de una asidua búsqueda por dirigirse hacia las relaciones entre el arte y la vida.
Por esta vía se expresaron los escritos de Tristán Tzara en 1918 y 1920
Dada, decía Tzara, encuentro de todos los contrarios y de todas las contradicciones, de todos los motivos grotescos, de todas las incoherencias, en una palabra, Dada: La Vida.
El Surrealismo, decía Andre Breton en 1942, tiende a destruir definitivamente todos los demás mecanismos psíquicos y a sustituirse a ellos en la solución de los principales asuntos de la vida.
Es por ello que Peter Burguer afirmaba:
“No es casualidad que tanto las instrucciones de Tristan Tzara para la elaboración de una poesía dadaísta, como las orientaciones de Bretón sobre la escritura de textos automáticos tengan el aspecto de una receta”, “estas producciones no pueden entenderse simplemente como una producción artística sino como parte de una praxis vital emancipadora. Bretón se refiere a esto cuando exige practicar la poesía. En esta exigencia ya no hay productores y espectadores, sino que queda únicamente la poesía misma como instrumento para practicar la vida.
El arte se aproxima más a la vida misma, decía el texto de Still, es decir, a la vida de la conciencia interior, hasta que, al llegar a la abstracción total, el arte desaparece absorbido por la vida del espíritu e identificándose con el espíritu mismo. El arte será así simplemente vida y dejará de existir como arte.
El arte nuevo del Suprematismo, decía el texto suprematico, que ha creado formas y relaciones de formas nuevas sobre la base de percepciones transformadas en figuras, se convierte en arquitectura nueva cuando esas formas y relaciones entre formas se convierten y se transmiten desde la tela hacia el espacio.
Naum Gabo en 1920 concebía un constructivismo estético
Hoy proclamamos, decía Gabo, ante todos ustedes nuestra fe. El arte debería estar presente donde quiera que la vida transcurre y actúa, en el taller, en la mesa, en el trabajo, en el descanso, en el juego, en los días laborales y de vacaciones, en la casa y en la calle.
Tatlin decía
El arte colectivo del presente es la vida constructiva.
Decía Maikowsky.
El Lef combatirá por un arte que sea construcción de la vida
Notas
Ensayo que concebi y compuse en 1988
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